VIÑEDOS
Un paisaje único
que nos inspira
y nos impulsa
Con una idea muy clara de los vinos que desea, Raül Bobet encontró en la finca de Castell d’Encus el enclave idóneo para hacerlos realidad. Un proyecto que empezó de cero diseñando minuciosamente todos y cada uno de los detalles necesarios para conseguir una uva única y elaborar así los vinos anhelados.
Las viñas se agrupan en tres ubicaciones del Pallars con climas significativamente diferenciados. Las fincas ocupan una extensión total de 120ha, 29ha de las cuales cultivadas con viñedo.
Se busca la altura y orientación para conseguir vinos frescos, tensos con una acidez viva y chispeante sin renunciar a una buena maduración para que brille el carácter varietal.
Y tan importantes como las variedades son las selecciones masales de éstas. En este sentido, el diseño de la finca está concebido para buscar la máxima calidad y singularidad que otorgue una identidad reconocible a los vinos de nuestra bodega.
La calidad de la uva es esencial en la elaboración de un gran vino y por eso los esfuerzos dedicados a la viña son fundamentales.
La viña se gestiona según los principios de la viticultura ecológica, con la idea de sostenibilidad que siempre ha tenido la bodega.
VIÑEDOS
Un paisaje único
que nos inspira y nos impulsa
Con una idea muy clara de los vinos que desea, Raül Bobet encontró en la finca de Castell d’Encus el enclave idóneo para hacerlos realidad. Un proyecto que empezó de cero diseñando minuciosamente todos y cada uno de los detalles necesarios para conseguir una uva única y elaborar así los vinos anhelados.
Los viñas se agrupan en tres ubicaciones del Pallars con climas significativamente diferenciados. Las fincas ocupan una extensión total de 120ha, 29ha de las cuales cultivadas con viñedo.
Se busca la altura y orientación para conseguir vinos frescos, tensos con una acidez viva y chispeante sin renunciar a una buena maduración para que brille el carácter varietal.
Y tan importantes como las variedades son las selecciones masales de éstas. En este sentido, el diseño de la finca está concebido para buscar la máxima calidad y singularidad que otorgue una identidad reconocible a los vinos de nuestra bodega.
La calidad de la uva es esencial en la elaboración de un gran vino y por eso los esfuerzos dedicados a la viña son fundamentales.
La viña se gestiona según los principios de la viticultura ecológica, con la idea de sostenibilidad que siempre ha tenido la bodega.
Castell d’Encus
La finca que da nombre al proyecto, catalogada como microrreserva, tiene un total
de 93 hectáreas en un emplazamiento privilegiado, entre los 800 y 950 metros de altitud, donde nacen vinos excepcionales.
Los suelos son generalmente franco-calcáreos de origen marino, pobres en materia orgánica.
Los rendimientos son bajos, siempre buscando la mayor calidad posible de la uva.
Encontramos variedades como riesling, el albariño, sauvignon blanc, semillon, pinot noir, syrah, cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot, petit verdot y garnacha tinta.
En esta finca se hallan los restos del antiguo pueblo de Castilló d’Encús y la huella de los monjes hospitalarios que vivieron allí en el s.XII. Encontramos los 9 lagares de piedra de aquella época, que hoy en día todavía se usan para fermentar algunos de los vinos de Castell d’Encus, al aire libre y en condiciones salvajes.
Santa Engràcia
A 1.000 metros de altitud encontramos las viñas de Santa Engràcia, en un rincón idílico al final del valle entre los pueblos de Talarn y Salàs de Pallars. Su orientación y altura, así como el microclima especial de esta zona, la convierten en una ubicación estratégica para la bodega, porque aporta una singularidad especial a los vinos de Castell d’Encus.
Las variedades cultivadas son: riesling, chardonnay, chenin blanc, pinot noir, syrah, cabernet franc y garnacha tinta.
Astell, Vall Fosca
Es especialmente destacable la última de las viñas plantadas, en un enclave espectacular en la Vall Fosca: a 1.230 metros de altitud, con suelo de pizarra pirenaica y orientación este. Se trata de un viñedo de riesling y de pinot noir, con una producción muy baja que tiene un gran interés experimental y un enorme potencial para elaborar vinos únicos.
Viña al límite, un reto, y una apuesta arriesgada de Raül Bobet con la idea de buscar la excelencia y la excepcionalidad en una tierra que ama: el Pallars, el Pirineo.